"La doma y la equitación en general deben de ser un acto de ligereza, de libertad de movimientos y una coordinación y compenetración perfecta entre el caballo y el jinete". Así es como empiezan muchos de los manuales de doma de caballos y que la mayoría de los apasionados por el mundo ecuestre seguirá a pies juntillas. Desgraciadamente, hay hechos que nos demuestran que no en todos los casos es así.
Caballos maltratados por "ganar puntos"
Hace poco pudimos encontrarnos con una lamentable historia dentro del mundo de los deportes ecuestres. Un caballo murió tras recibir numerosos golpes con una vara de hierro propiciados por parte de su entrenador. Al parecer, todo sucedió en el hipódromo de Manacor tras quedar sexto en una carrera de "trot". Hechos como este abundan más de lo que nos imaginamos dentro de un deporte en el que, demasiadas veces, se ve al animal como un objeto y no como un compañero.
Algunas técnicas de doma y entrenamiento han sido ya catalogadas como de tortura por asociaciones para la defensa de los animales. Una de ellas, por ejemplo, es la llamada "rollkur". El caballo se ve sometido a una tirantez continua en riendas u otros sistemas de sujeción del cuello para que consiga doblarlo el máximo posible, llegando casi al extremo de que su nariz toque su pecho. Es un entrenamiento muy habitual, pero determinados jinetes y entrenadores lo llevan al extremo para que el jurado les otorgue mayor puntuación en las competiciones.
Durante unas pruebas previas a un famoso torneo de hípica, uno de estos casos desató la polémica en medio mundo, y miles de aficionados a la hípica firmaron protestas hacia la Federación Ecuestre Internacional. Un jinete de nacionalidad sueca fue grabado en un entrenamiento con su montura, llevándole al extremo y en el que se podía comprobar como el caballo tenía la lengua amoratada a causa del estrangulamiento al que se estaba viendo sometido.
Drogas equinas
Y desgraciadamente la cosa no acaba en entrenamientos crueles. Muchas veces se exige demasiado a un animal que no puede dar más de si, de nuevo por el hecho de que se les ve como máquinas, objetos, no como a seres vivos con los que convivir y de los que disfrutar. Desde el 2010 han ido en aumento casos de dopaje en los caballos, con sustancias como cocaína, medicamentos neurolípticos o antidepresivos.
El correcto entrenamiento de un caballo ha de realizarse, según los expertos, con constancia, perseverancia tanto del jinete o entrenador como del animal, así como tener una alimentación adecuada. Existen también complementos alimentarios adecuados para el caballo y vitaminas que ayudan a que esté más saludable. Pero el uso de drogas acarrea graves problemas de salud al animal y a la larga, problemas irreversibles.
Las drogas que se suministran a los caballos dependen del fin que se quiera obtener. El más común es el de ganar, para lo que se le suministran estimulantes de corta duración. En otros casos, también se les aportan otras sustancias, como anabolizantes y esteroides a largo plazo, para obtener resultados más prolongados. El uso de tranquilizantes o antidepresivos para caballos de carreras "miedosos", por ejemplo, es ya demasiado habitual en muchas competiciones.
Y no acaba ahí. Muchos de estos caballos, cuando ya "no sirven" a sus cuidadores, son llevados al matadero para deshacerse de ellos, en vez de optar por la eutanasia como solución. La carne de esos caballos es utilizada dependiendo de la legislación de cada país, convirtiéndose, por ejemplo, en comida para otras mascotas en algunos casos. Para que no den "positivo" en los controles de calidad ante las drogas que se les han suministrado a lo largo de su vida, se les proporciona otras sustancias que ocultan esos resultados positivos.
"Juguete roto"
Y es que, como dato, podemos señalar que en algunos países como Estados Unidos, mueren cada año 800 caballos de carrera por las heridas provocadas en las pistas. En otras ocasiones, se ven sometidos a unas pruebas tan extremas de salto o diversas competiciones que acaban con secuelas de por vida, convirtiéndose en un objeto desechado por no poder cumplir tal y como se quisiera su función. Incluso algunos mueren extenuados en el mismo momento de la prueba, como es el caso que conocíamos hace poco en las carreras hípicas de Vila-Seca (Tarragona).
Y cuando ya no sirven, bien por problemas de salud o simplemente por hacerse mayores, muchos de los que ven a los caballos como objetos simplemente se deshacen de ellos. Algunos van a mataderos como ya hemos comentado. Otros son literalmente abandonados, o privados de agua y sustento hasta que mueren.
Afortunadamente, son muchos los aficionados a la hípica, la equitación y amantes de los caballos en general quienes denuncian estos casos, pudiendo dar una segunda oportunidad a algunos de esos bellos animales en refugios u otros lugares donde verdaderamente valoran a un caballo por lo que es: un animal noble, leal, hermoso, que lleva acompañando y ayudando al ser humano desde los principios de la Historia.