Perros, gatos, hámsters, tortugas son las mascotas más "comunes" que suelen compartir nuestra vida, pero ¿te has planteado alguna vez "adoptar" a una rana? Quizá no tengan las mismas cualidades que otras mascotas - no paseos, no juegos - pero, sin lugar a dudas, son animales fascinantes, criaturas ancestrales de las que cualquier amante del mundo animal disfrutará muchísimo.
Ventajas e inconvenientes
Para empezar
Las ranas, junto con los sapos, son anfibios de la familia de los "anuros" (sin cola). Se estima que hay más de 3000 clases de anuros diferentes, su longitud puede variar desde 1 a 30 centímetros y su peso, lógicamente, irá en consonancia (algunas ranas grandes pueden llegar a pesar más de 3 kilos!).
La mayor parte de estos anfibios viven en estado salvaje, aunque cada día hay más gente que las elige como mascotas de la familia. Si vas a comprar una rana, es mejor que te decantes por animales nacidos en cautiverio. Es importante que preguntes en la tienda cuánto tiempo ha estado el animal en cautiverio, qué tratamientos médicos ha recibido, cuál es su alimentación preferida, etc. Las ranas no exigen grandes cuidados, pero sí es importante seguir unas cuantas pautas básicas que garanticen su salud y bienestar.
Dos necesidades básicas de tu mascota
Antes de traer una rana a tu hogar, debes prepararle un hábitat adecuado que reproduzca, lo más fielmente posible, su entorno natural. Por otra parte no olvides que las ranas son anfibios, es decir: el agua es un elemento imprescindible para su salud y bienestar.
El Acuaterrario:
Los recintos para anfibios comúnmente usados se construyen de vidrio, acrílico, fibra de vidrio y otros materiales sintéticos. Es importante que estén fabricados con materiales no porosos, fáciles de limpiar. Todos los recintos deben tener tapas que ajusten bien, pero que garanticen una buena ventilación. Los recintos más comúnmente usados son los acuarios de vidrio equipados con tapas con tela mosquitera. Es importante que "ambientes" el acuaterrario: puedes introducir corcho enrollado, arena, piedras de colores, ramas, plantas. Pero, importante: comprueba que nada de lo que introduzcas puede causar daño al animal (plásticos que puedan tragar, filos cortantes). No olvides el tema de la higiene: como cualquier otra mascota, la rana necesita un espacio limpio que evite la presencia de virus o bacterias.
El Agua:
Los anfibios no beben agua por la boca sino que absorben la que necesitan a través de su piel. Debes recordar que la mayor parte de las ranas dependen del agua para su supervivencia, así que es fundamental que esté siempre limpia y mantenga un Ph adecuado. En las tiendas de animales puedes comprar unos sencillos dispositivos que, mediante el uso de colores, te indican si la calidad del agua de tu mascota está en los niveles óptimos o si debes cambiarla. Ah, y no olvides que el cloro - siempre presente en el agua del grifo - es venenoso para tu mascota.