Como en el caso de las playas "Pet Friendly", la presencia o no de "pipicans" en los parques de nuestros pueblos y ciudades son, desgraciadamente, fuente de polémica. Por una parte tenemos a los cuidadores de las mascotas, personas que desean que sus peludos dispongan de un espacio de recreo limpio, acondicionado, sin coches ni riesgos y, por otra parte, tenemos a los vecinos, personas que no desean que haya en su barrio lugares que, por su principal funcionalidad, pueden ser fuente de malos olores, ruidos…¿Cómo se pueden conciliar estas dos posturas? ¿Son realmente necesarios los pipican? ¿Cuáles son las experiencias de las distintas ciudades españolas? Vamos a intentar dar respuesta a estas cuestiones en el artículo de hoy: "La Batalla de los Pipican".

Definiendo que es gerundio

Aunque el Diccionario de la RAE no contempla el término "pipican", la misma palabra lo dice todo, ¿verdad? Nosotros vamos a definirlo como "Espacio vallado y acondicionado donde los perros puedan hacer sus necesidades". Como ves, es una definición muy abierta que se presta a múltiples interpretaciones. La principal - y más negativa para los mascoteros - es que no se habla del espacio mínimo que debe tener un pipican, ni de sus características mínimas de seguridad e higiene: tierra o hierba no piedras ni cemento, papeleras cerca, vallas suficientemente altas para que los chuchos no puedan escapar… Así, en los últimos años hemos asistido a una auténtica proliferación de, casi podríamos decir, mini retretes horrorosos para perros que, por sus características, sólo sirven como lienzo del "arte" urbano.

Necesidad o moda

Actualmente, muchas de las miles de mascotas españolas viven en ciudades medianas o grandes. Zonas urbanas que, por sus propias características, tienen muchas limitacionespara pasear y jugar con libertad. Los perros, al igual que las personas, necesitan disponer de espacios para su recreo y esparcimiento. Lugares seguros, con árboles, tierra y césped. Espacios acondicionados donde puedan socializarse con otros seres de su raza, olisquear, jugar… es decir: soltar toda la energía que acumulan durante las largas jornadas dentro de un piso o un apartamento. 

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Desde este punto de vista, la presencia de auténticos pipican en nuestras ciudades - o "correcan" como empiezan a llamarlos los mascoteros - son fundamentales para tener perrosequilibrados y felices.¿La otra cara de la moneda?: los vecinos de esas zonas de esparcimiento. Lógicamente, vivimos en sociedad y convivimos con mucha gente a la que no le gusta compartir su espacio con otros seres vivos. A estas personas les molesta el lógico ruido de los perros jugando, los olores de los orines (las heces sí se pueden eliminar, el pis no), la afluencia de gente a su "tranquilo" barrio… En fin, muchas razones que, sin entrar en polémica, son importantes para esos Ayuntamientos que deciden, o no, habilitar espacios ciudadanos para nuestras mascotas.

Las ordenanzas municipales.

Como en casi todos los puntos relacionados con nuestras mascotas, la "Normativa sobre Tenencia de Animales Domésticos" de cada municipio marca las condiciones, uso y disfrute de los pipicanes instalados. Esta normativa es local, es decir, cada municipio decide cómo articular el tema, pero prácticamente todas comparten un punto básico: los acompañantes humanos de las mascotas deben ocuparse de recoger y depositar en una papelera los excrementos de sus peludos. ¿Parece una norma básica verdad? Pues parece que todavía muchas personas no la respetan…

Algunos Ejemplos

Si buscas un poquito por Internet, verás que muchísimos Ayuntamientos han habilitado zonas pipican en su localidad. Por poner un pequeño ejemplo, hemos seleccionado algunos ejemplos de dos de las principales capitales españolas: Madrid y Barcelona.

MADRID:Distrito Ciudad Lineal: Zonas Ajardinadas del Pinar de Chamartín. Calle del Condado de Treviño, nº 35. Ver mapa.Distrito Chamartín: Calle de Colombia, nº 62.  Ver mapa.Distrito Hortaleza: Parque Hortaleza, situado frente al número 21 de la Calle Santa Adela.  Ver mapa.Distrito Tetuán: Avenida del General Perón, nº 21.  Ver mapa.Distrito Fuencarral-El Pardo: Calle de Fermín Caballero, nº 65.  Ver mapa.Distrito Retiro: Jardines de la calle Doce de Octubre. Calle del Doce de Octubre, esquina con Calle de Maiquez.  Ver mapa.Distrito Chamberí: Calle Fernández de la Hoz, esquina con Calle Bretón de los Herreros.  Ver mapa.

BARCELONA:Jardines Mestre Balcells. Carrer Sant Salvador, nº 73.  Ver mapa.Parc de Can Mercader. Avenida del Parc de Can Mercader. Cornellá.  Ver mapa.Parc de Les Aigües. Entre Carrer d´Abd el-Kader y Carrer de Les Cameliès.  Ver mapa.Parc de l'Estació del Nord. Entre Carrer Sardenya y Carrer dels Almogàvers.  Ver mapa.Parc del Clot. Carrer dels Escultors Claperós.  Ver mapa.Jardines del Turó del Putget. Carrer Manacor, frente a Carrer Homer.  Ver mapa.Jardines Doctor Samuel C. Hahnemann. Entre Carrer Sarrià y Avda. Diagonal.  Ver mapa.

Como todos sabemos, un perro macho puede llegar a orinar hasta 15 veces en un mismo paseo ¿Por qué lo hacen? ¿Eliminan la orina simplemente por necesidad fisiológica? Está claro que no… Como todos los cánidos, nuestros perros utilizan sus excrementos para marcar su territorio. Con las micciones cortas y frecuentes durante el paseo, nuestro peludo está mostrando su comportamiento más territorial: "Esta esquina, árbol o piedra es mío y le pongo mi banderita". Lógicamente, no podemos modificar este comportamiento de nuestros peludos ya que está en sus genes, pero sí podemos controlar dónde deja su "regalito". Cualquiera puede entender que no es agradable salir de casa y pisar heces caninas en el portal, llegar a tu negocio y encontrar la puerta llenita de pis… Es decir: si eres un mascotero responsable, consigue que tu perro no orine en farolas, portales, puertas de negocios… por cortesía y, también, para evitar multas que en algunas localidades se pueden elevar a 400 € o más.

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Entonces… ¿los pipicanes son eficaces? Pues depende. Desde luego, los pipican-retrete, esos cuadraditos de cemento tan de moda hace unos años no lo son, sobre todo para un perro macho. Aunque consiguiéramos que el peludo orinara una vez en esa ridícula zona, tres pasos más allá volvería a orinar, y quince pasos después… lo mismo. Muy diferente es el caso de los pipicanes "reales". Esos espacios amplios, con abundancia de hierba, plantas, rocas… lugares que nuestros perros pueden olfatear alegremente y marcar lo que deseen. Esos pipican no sólo son eficaces. Son imprescindibles para el equilibrio físico y emocional de nuestras queridas mascotas. ¿Y tú? ¿Conoces algún pipican recomendable en tu localidad?



  Sobre el autor

Marta Barrero

“Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena” es una de las máximas de Marta Barrero, nuestra redactora especializada en formación, comunicación y publicidad.

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