Estamos acostumbrados a la imagen que se les ha dado a los gatos negros relacionados con la brujería y la mala suerte, por eso están tan presentes en gran parte de las decoraciones de Halloween, pero esto no siempre ha sido así. Los gatos negros han tenido la virtud (o la desgracia) de ser amuletos de suerte, tanto buena como mala, a lo largo de la historia.

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El gato negro como tal es una de las principales mutaciones de color que se presentan en las razas tabby y es una de las más antiguas que se conocen. ¡Incluso ya estaban presentes en el antiguo Egipto!. Allí representaban a la diosa Bastet con el icono de un gato negro, y, al contrario del concepto actual, para ellos simbolizaba la alegría, la armonía y la felicidad. De ahí que los gatos del antiguo Egipto fueran considerados y venerados como auténticos dioses, ¡y más aún si el gato era negro!

De dios a demonio

Pero desgraciadamente todo ese concepto cambió en le Edad Media. Gracias al comercio fenicio y que éstos llevaban siempre gatos en las embarcaciones para erradicar plagas, los gatos negros llegaron a extenderse por toda Europa. El folclore celta incluyó a estos gatos en sus leyendas, creando la fábula de "Cat Sith", un gato negro con una mancha blanca en el pecho. En un principio se recreó como un hada encarnada en un gato, pero poco a poco fue degenerándose esa imagen para acabar convertido en la personificación de una bruja. Podría decirse que fue ahí cuando empezó a extenderse su "mala sombra".

¿Vemos un dato muy curioso y asociado a estas fechas? Cuenta la leyenda que para apaciguar las malas obras del Cat Sith, era costumbre dejar durante el Samhain (el origen celta de Halloween) un plato de leche en la puerta de las casas. Se creía que así el Cat Sith bendeciría esa casa, obrando de manera contraria en todas aquellas que no cumplieran con su "tributo".

Pero volviendo al gato negro, poco a poco su mala fama se extendió por toda Europa, asociándolos a las brujas. Por esta razón y desgraciadamente, ver a una mujer acompañada de un gato negro en aquella época era sinónimo directo de castigo tanto para la mujer como para el gato. Hubo una auténtica persecución, los gatos negros que se veían eran torturados y quemados de manera salvaje. Algo realmente espantoso basado tan solo en una creencia popular absolutamente falsa.

La buena suerte del gato negro

Afortunadamente, no en todos los lugares ocurrió esto y a día de hoy ha cambiado mucho la manera de pensar hacia esas preciosas criaturas. En Japón, por ejemplo, los gatos negros son considerados símbolos indiscutibles de buena suerte.

A día de hoy, cada vez son más los que desechan del todo las absurdas supersticiones y conviven con un gato negro como uno más de la familia. Además, hemos podido ver "el famoseo" del gato negro desde los dibujos animados con el Gato Félix a la cabeza, como cameos de grandes actores y actrices gatunos dentro de peliculas y series. Hasta una gata negra tuvo un papel protagonista en nada más y nada menos que Star Trek, dando vida a Isis

Uno de los que también tuvo gran número de fans y algo más actual fue Salem, un gato negro "dicharachero" que aparecía en la serie de televisión Sabrina como uno de los protagonistas principales. 

Y no debemos olvidarnos de "Bola de Nieve", el gato de Los Simpson, que en sus numerosas "vidas" siempre ha aparecido como un gato negro.

¿Una raza o muchas?

800px Gato negro

Pero no hay un "único" estándar para los gatos negros. Si nos fijamos, hay gatos negros de muchísimas razas, como persas, bobtail, maine coon, manx y un largo etcétera. Realmente el gato negro hace referencia al color de su pelaje, pero no a unos cánones estrictos que generen una raza como tal.

Quizá la única que se asocia como tal es la raza gatuna Bombay. Este gato, mezcla de un gato de pelo corto americano y el burmés o birmano, es totalmente negro y es el único color admitido para especificar la raza como tal. Tienen que ser absolutamente negros, por eso se dice de ellos que son auténticas panteras en miniatura.

Sean de raza o no lo importante es que ese mito negativo acerca de estos maravillosos gatos poco a poco va desapareciendo, y es que... ¡nunca juzgues a un libro por su portada!