La cultura popular nos cuenta que los gatos tienen la gran habilidad de siempre aterrizar de pie. Aunque esto no es del todo cierto, ya que dependiendo de la altura y caída, el gato no puede tener tiempo a enderezarse o, aun lográndolo, puede sufrir graves lesiones. No obstante, sí que es verdad que los gatos tienen una especial habilidad cayendo sobre sus cuatro patas y esto debido a su columna, mucho más flexible que la de otros animales; a la presencia de clavículas flotantes, que le permiten mover libremente sus patas, y a su gran sentido de la orientación. Se conoce como reflejo ya que es una reacción corporal natural que ocurre de manera automática, sin que el gato necesite pensar en ello. Ocurre de manera análoga a cuando nosotros retiramos la mano del fuego al quemárnosla: no nos detenemos a pensar que nos estamos lastimando, sino que la apartamos instintivamente a causa del dolor.
El reflejo de enderezamiento es un proceso que ocurre en muchos otros animales, incluso en humanos, aunque tiende a dirigirse solo a la posición de la cabeza. Se origina en el sistema vestibular, una serie de estructuras en el oído interno que son capaces de reconocer la orientación espacial de nuestro cuerpo. El reflejo de enderezamiento integra la información que le llega de este sistema junto a señales visuales y posturales del propio cuerpo, creando una respuesta tal que la cabeza retorne a su posición ideal.
Caída de un gato y su enderezamiento
Cuando un gato se encuentra en el aire y patas arriba, el sistema vestibular de su oído interno le informa dónde está arriba y dónde está abajo. Esto, junto a referencias visuales, lleva al cerebro a desencadenar una serie de movimientos. El problema viene en cómo hacerlo, ya que sin ninguna fuerza externa que actúe, un cuerpo debería caer siempre de la misma forma: nosotros no podemos cambiar el sentido del giro cuando saltamos en el aire, por ejemplo.
El gato consigue este antinatural movimiento gracias a las cualidades mencionadas. Lo primero que hace para comenzar a girar su cuerpo es arquear su columna. Con ello consigue dividir ésta en dos ejes que, gracias a la flexibilidad de la columna, girarán independientemente. Luego recoge sus patas delanteras al mismo tiempo que estira sus traseras, permitiéndole girar la parte delantera del cuerpo primero. Una vez sus patas delanteras se sitúan hacia abajo, vuelve a estirarlas, lo que hace que se detenga el giro. La otra mitad de su cuerpo, la trasera, seguirá el movimiento del primer eje por inercia. El giro se detiene al estirar el gato sus cuatro patas. Vuelve a arquear su columna y prepara sus patas para amortiguar la caída. En ocasiones, los gatos necesitan repetir estos pasos más de una vez para así lograr el giro de 180 grados deseado. Al contrario de lo que comúnmente se cree, la cola no juega ningún papel importante en este reflejo ni en su movimiento giratorio. Ello explica que gatos sin ella sean aún capaces realizar esta acrobacia aérea.
Un reflejo que le hizo sobrevivir en la naturaleza
Como decíamos, el gato es capaz de girar y caer sobre sus cuatro patas sin tener que pararse a pensar cómo hacerlo. Es algo instintivo en los felinos y tiene una explicación natural: solo tenemos que echar un poco la vista atrás y lo observarlo en su ambiente salvaje. De hecho, seguro que alguna vez habréis visto a un gato tratar de cazar a un pájaro, por ejemplo.
Los gatos salvajes, como otros felinos pequeños, cazan de manera bastante acrobática, incluso ayudándose de algún árbol cercano. Que hayan desarrollado esta cualidad de hacer girar su cuerpo les ha permitido saltar a por su presa y cazarla en el aire, para luego aterrizar sano y salvo. El hecho de que este comportamiento sea un acto reflejo, y no algo que tuviera que detenerse a pensar, fue algo crucial para su supervivencia, ya que permitía que este movimiento fuese rápido y efectivo.
Una vez más, el comportamiento que observamos en nuestras mascotas tiene una explicación evolutiva. Y es que no debemos olvidar de dónde proceden nuestros compañeros para así comprenderlos y cuidarlos mejor, ahora que están junto a nosotros.