Escribo este artículo coincidiendo con la filosofía de Mascotea y haciendo hincapié en que la tradición va por delante... Es por ello, que muchas personas con mascotas hablan de sí mismos como los "dueños" o los "propietarios" de los animales, sin reparar posiblemente en lo que esto significa.
Desde Mascotea tenemos el convencimiento de que nadie puede ser el "dueño" o el "propietario" de un ser vivo, incluidos los animales, así como no se es dueño del viento, ni del agua o la nieve. Nadie tiene la propiedad de una planta, incluso cuando en las escrituras ponga legalmente que sí la tiene... Realmente, es algo con lo que convivimos desde que la memoria puede recordar, pero es ficticio.
El problema realmente no es cuando hablamos de ellos como una mera propiedad, sino cuando, poco a poco, esa forma de hablar se convierte en una forma de actuar. Quizá de tanto repetirlo, se nos va quedando en la cabeza que nuestro conejito no es un ser vivo al que tenemos que cuidar, sino casi un objeto que respira, que debe estar a nuestro servicio, y por el cual decidimos qué come, cuánto ejercicio hace, cuándo le apetecen unos mimos o si es el momento de no hacer ruido.
Es por ello que imponemos las normas de nuestra sociedad (magnífico por los mascoteros que en vez de imponerlas, las enseñan) a animales que hemos retirado la libertad, hace miles o cientos de años, e incluso hace unas pocas decenas de ellos, y sin embargo no les dejamos ser ellos mismos, porque son "nuestros".
En Mascotea apostamos más por los amigos, por vivir compartiendo un espacio y un tiempo con uno o varios animales, y en respetarnos mútuamente. No hay animal más feliz que aquél que se comporta como su naturaleza dicta, y nosotros, además, debemos ayudarles a que eso sea haga realidad. ¿Cómo? Cuidándoles y asumiendo la responsabilidad que conlleva precisamente que vivan en una sociedad con nuestras propias normas.
Las palabras "dueño/a" o "propietario/a" quedan desterradas... ¡preferimos "cuidador/a" o "responsable"! Creemos que va mucho más acorde con la relación que tenemos con nuestras mascotas, y nos hace valorarlos como seres vivos y no como simples caprichos, ¿no te parece?