Hay que ver lo impresionantes y bellos que son los caballos. Pero sobre todo, y más al verlos cerca por primera vez nos parecen realmente grandes, ¡y lo son! Por eso si queremos montar a caballo es muy importante que lo hagamos bien desde el primer paso, ya que aunque nuestro amigable caballo no lo quiera, podemos hacernos daño por malas posturas o no saber muy bien por dónde empezar.
Crea un nexo con el caballo
Es algo muy importante desde el principio, que le demos confianza y él nos la dé a nosotros. Pasos como alimentarles, acariciarles, hablarles o un buen cepillado antes de montar siempre hace que los lazos sean mucho más fuertes y ambos estemos más cómodos antes de empezar a montar.
Algo también muy importante es aprender a ensillarle con la ayuda de un profesional y comprobar antes de montar que todo está correcto. La cincha deberá estar ajustada y los estribos a la longitud correcta. Los estribos deben estar equilibrados, iguales a ambos lados de la montura, para que tengamos el soporte necesario a la hora de montar. Muchas veces la rutina hace que nos olvidemos de estos pequeños detalles tan importantes para poder montar cómodamente y de manera correcta.
Llega la hora de subir al caballo
Esto puede parecer una de las cosas más difíciles a la hora de empezar como principiantes, pero con práctica y algunos truquillos no supone tanto problema. Los caballos son animales de costumbres, es decir, que lo que aprenden es lo que vale para siempre. Por eso es importante subir siempre por el mismo lado del caballo. Normalmente se hace por el lado izquierdo, colocando el pie izquierdo en el estribo para pasar el derecho hacia el otro estribo.
¿Sabías que...? La costumbre de subir por el lado izquierdo del caballo se debe a una disciplina militar, ya que la caballería llevaba el sable a la izquierda para poder desenvainar con la derecha, por lo que tenían que subir siempre por ese lado del caballo para que el sable no les entorpeciese al montar.
Seguramente las primeras veces nos parezca algo imposible el subir solos, ¡es un buen salto! Por eso para empezar se puede utilizar algún altillo para llegar mejor, lo agradeceremos nosotros y el caballo.
Una vez arriba...
Ante todo estar calmados, ya que los caballos perciben cómo nos sentimos y pueden actuar en consecuencia. La posición es vital para montar correctamente, ¡y para no salir con el cuerpo algo dolorido!. Lo más importante es estar bien sentados en la silla, en el centro de manera que podamos estar en equilibrio sobre el animal. La espalda debe estar lo más recta posible, con los hombros hacia atrás pero sin tensión, relajados.
Los brazos y las piernas deber ir con naturalidad, sin tensión. Los codos tienen que ir flexionados, sujetando las riendas a ambos lados de la cruz del animal, y con los pulgares hacia arriba.. Este es el estilo inglés, existe también el estilo vaquero en el que se sujetan ambas riendas con una sola mano sobre la cruz del caballo.
En cuanto a los pies, es muy importante que estén apoyados dentro del estribo pero tan solo la parte ancha de nuestro pie, la puntera, más o menos de la mitad hacia los dedos. El talón tendrá que ir inclinado hacia abajo, quedando más bajo que la punta. De esta manera podremos hacer más fuerza a la hora de trotar, y además el pie quedará más suelto en caso de una caída.
Dicho de una manera gráfica, debería crearse una línea imaginaria entre cabeza, cadera y tobillo, que serán donde se apoyará toda la fuerza de nuestro cuerpo.
Lo más importante, dejarse llevar por el ritmo del caballo, aunque no demasiado ¡no vayamos a parecer una marioneta!. Si adecuamos la cadera al movimiento del paso del caballo, pronto conseguiremos ponernos cómodos a su ritmo. Y sobre todo, disfrutar del paseo, montar a caballo es una de las mejores experiencias que existen, ¡animaros!