Madres adoptivas de lo más extrañas
La red está plagada de imágenes de este tipo que nos despiertan una sonrisa automática, por muy extraña que puedan ser. Y es precisamente eso, lo peculiares que nos resultan, lo que llaman nuestra atención. Tigresas amamantando cerditos, gallinas acurrucando cachorros bajo su regazo, jabalíes y monos; los ejemplos son infinitos y de los más variopintos. Pero, ¿y si estas situaciones no son tan extrañas para sus protagonistas? Como ya hemos hablado en multitud de ocasiones, el proceso de domesticación de un animal ya es de por sí bastante extraño en cuanto a “lo natural” se refiere. Que un perro, el descendiente de un lobo, viva junto a una familia humana debe ser sorprendente de por sí, que siga el más natural de sus impulsos no debe serlo tanto. Y es que todas estas imágenes y vídeos se pueden resumir en un solo concepto: instinto maternal.
¿Cuál es el origen de este comportamiento?
En realidad no existe una explicación sólida, pero muchos expertos coinciden en que se trata de la expresión del instinto maternal del animal, basado en los factores que se suelen repetir en los diferentes casos. Como por ejemplo, que suelen ser hembras y en periodos de lactancia que por alguna razón no han criado a sus propias crías. Si un animal en esta condición, con un instinto tan primario a flor de piel, encuentra a alguna cría que necesite ayuda, poco le va a importar si suena, huele o se parece a ella. Además, según estudios en realizados en primates, las formas redondeadas de los cachorros y los ojos grandes de éstos evocan fuertes respuestas emocionales en mamíferos. Estas respuestas -que no debemos confundir con sentimientos humanos- junto con las situaciones anteriores, pueden explicar que una tigresa en cautividad cuyos cachorros no sobrevivieron alimente a una piara de pequeños cerditos que se quedaron huérfanos. Por accidente o coincidencia de algunos factores, lo que sería una relación cazador-presa, en condiciones normales, se transforma en una relación maternal.
El problema de humanizar a los animales
Los casos descritos, aunque con explicaciones muy naturales, no dejan de ser escasos. Una anécdota entrañable que nos hace ver facetas humanas en los animales que nos rodean. Sin embargo la realidad es bien distinta. Un tigre no dudará en matar los cachorros de otra hembra, por seguir con el ejemplo anterior, si con ello consigue copular con ella más rápidamente. Debemos cuidar de no tratar de humanizar a los animales, pues hace un flaco favor tanto a nosotros como a ellos. Desde Mascotea siempre hacemos hincapié en entender el origen de los comportamientos de nuestras compañeras mascotas, en no olvidar que son animales, con sus instintos y respuestas emocionales propios. Si los vemos en ellos a unas personas más, lo único que conseguiremos es frustrarnos al ver sus “malos comportamientos” y pensar qué hemos hecho mal, cuando lo único que ellos están tratando de mostrarnos todo su cariño y agradecimiento. Eso sí, a su peculiar manera.