Cada día más familias deciden incorporar a su hogar ese pequeño animalito llamado hurón. Las ventajas son muchas: su pequeño tamaño, facilidad de adaptación, alimentación con un precio asequible… pero existe una desventaja en la que solo "caemos" cuando el hurón entra por la puerta: el desconocimiento de la especie.
Hoy en día es muy sencillo encontrar abundante información sobre las mascotas más "clásicas" como perros, gatos, tortugas o caballos. Si te gusta el tema, es fácil llegar a conocer bastante a tu mejor amigo, comprender sus necesidades y, así, saber casi con ciencia cierta si es, o no, feliz. Pero el caso de los hurones es diferente. A pesar de que es la tercera mascota más común en los hogares norteamericanos, en España no los adoptamos como animales de compañía hasta hace relativamente poco tiempo. Así, las personitas de a pie (no los expertos) sabemos poco o nada de este precioso animal. Este desconocimiento puede tener una consecuencia grave: no tratar bien al animal e, involuntariamente, provocar que sea tremendamente infeliz.
Así que hoy, en Mascotea, vamos a intentar conocer un poco mejor esa preciosa bola de pelo para conseguir algo bonito: su felicidad.
1. El juego.
Un hurón feliz es un hurón juguetón. Uno de los rasgos más característicos del Mustela Furo es su sentido del humor y sus ganas de correr y jugar. ¿Cómo sabrás que tu mascota quiere "jaleo"? Si da pequeños saltitos, se tira al suelo y emite esos pequeños y agudos ladridos. Si tu hurón pasa días sin jugar… algo pasa.
2. Ellos no juegan al "escondite".
A raíz del punto anterior: si tu hurón tiene la costumbre de esconderse bajo la cama, la mesa o en cualquier rincón… mal asunto. Si además adopta una postura defensiva como encorvar su lomo hacia arriba, bufar o elevar la cola… peor todavía. Todas estas son señales que nos indican que el peludo siente miedo o está a disgusto. Esta conducta puede ser relativamente normal si el animalito acaba de llegar a casa, se ve obligado a convivir con niños maleducados o comparte espacio con otras mascotas que le puedan molestar; pero si la conducta se prolonga, debes acudir a un etólogo o adiestrador de mascotas exóticas para explicarle vuestro problema.
3. Las excavaciones.
Fíjate en las patitas de tu hurón. ¿A que parecen pequeñas palas? Genéticamente, el hurón está programado para escarbar la tierra y hacer, incluso, pequeñas excavaciones. Si no dispones de jardín donde tu peludo pueda dar rienda suelta a sus instintos, al menos deja una caja con arena a su disposición. Eso sí, coloca la caja en un sitio que no te importe que se llene de arena o tierra, es lo que pasará en cuanto tu hurón descubra esa mina de oro ;)
4. No evacuar correctamente.
Como cualquier animal, el proceso digestivo del hurón influye muchísimo en su estado de ánimo, en su felicidad. Un hurón sano debe hacer sus necesidades diariamente así que si pasan más de 12 horas desde la última evacuación del animal, puedes encontrarte ante un proceso de bloqueo digestivo. Esta afección es una de las más habituales que se encuentran los veterinarios especializados en exóticos. El motivo tiene mucho que ver con el carácter curioso de nuestro pequeño amigo y su tendencia a probarlo todo. En sus correrías es sumamente sencillo que el pequeño ingiera algún objeto que no debería probar, un juguete pequeño, un botón, comida apropiada para otra mascota… Así que, ya sabes, si tu hurón no va al baño con regularidad, no es normal, toca visitar a tu veterinario.
5. Volcar el plato.
¿Es habitual que tu hurón vuelque una y otra vez sus cuencos de comida y bebida? Entonces puede que se aburra. Los hurones son animalitos extremadamente activos. Necesitan jugar, olisquear, correr de un lado para otro. Si tu mascota pasa horas y horas metido solo en una jaula sin entretenimiento alguno, se aburrirá como una ostra y mostrará su descontento de una forma muy visible: volcando lo que tenga más a mano. En este caso tienes dos opciones:
- Comprar unos comederos más pesados que impidan que el animalito se exprese: pésima idea, el animal seguirá aburrido e infeliz.
- Dedicar a tu mascota más tiempo de calidad: jugar con él, dejar que corretee por un sitio seguro, etc., etc.
Y ahora, te volvemos a hacer la pregunta del principio: ¿Es feliz tu hurón?
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