Los últimos días nos hemos despertado con una muy triste noticia. Una vez más, los más pequeños nos dan lecciones de vida, nos muestran su grandioso ejemplo con actos heroicos.
Estuvimos con el alma en vilo y, finalmente, el desenlace fue fatal.
Un niño de tan sólo ocho años, se cayó al mar por intentar salvar a su perro en Begur, Gerona. Su fiel amigo se había caído al agua en el mar y él no dudó en acudir a su rescate. Al parecer, el niño cayó y su primo, de 12 años, se lanzó al agua para ayudarle sin mucho éxito pues sólo pudo ponerse a salvo debido al temporal.
De esta manera y habiéndose desencadenado los hechos, un grupo de pescadores artesanales que se encontraban en la zona intentaron ayudar al pequeño pero no pudieron hacer nada por él aunque sí por el animal a quien rescataron con vida.
Una vez avisados a los equipos de emergencias, se personaron en el lugar de los hechos y pudieron sacar al niño del agua en parada cardiorrespiratoria.
Tras hacer las maniobras de reanimación y estabilizar al pequeño, se le trasladó en helicóptero, de inmediato, al hospital de Sant Pau Barcelona donde quedó ingresado durante dos días en estado crítico.
A pesar de la lucha del pequeño por vivir, de la cantidad de mensajes positivos para dedicados para el gran héroe a través de las redes sociales después de transcender la noticia públicamente, el niño no pudo sobrevivir.
Finalmente, moría sin que se pudiera hacer nada por su vida.
Los hechos ocurrieron en una zona rocosa de calas de la Costa Brava, junto al parador de Aiguablava.
Sin duda, estos hechos conmocionan y nos hacen reflexionar. Un héroe se va pero deja una gran lección de humanidad para todos.
Mientras hay gente que abandona, abusa, maltrata o que es indiferente al sufrimiento animal, otros dan la vida, literalmente, por su más fiel amigo. El mismo que hubiera dado la vida por él. Y es que no hay amor más sincero e incondicional que el que se tiene con la mascota.
Un trágico final para todos. Su familia, su perro y todos los amantes de los animales esperábamos ansiosos su recuperación para ser testigos del gran reencuentro con su fiel amigo.
Sin duda, hacen falta más nuevas generaciones así. Con esos valores tan grandes, esa empatía y esa generosidad. Es la gran esperanza para construir una sociedad mejor y más justa para todos.