No es raro que los mascoteros nos dirijamos a los peludos de la casa utilizando diminutivos o apodos cariñosos del tipo "mi chiquitín", "mi bebé", "cari", "cielo", "mi niña"… estos son simples apelativos que demuestran el amor que sentimos por ellos. Pero hay algunas personas que confunden "churras con merinas", es decir que humanizan a sus animales de compañía. Creer que nuestra mascota piensa o actúa como lo haría un ser humano es un craso error que no aportará nada bueno a la …