Estamos definitivamnte "a medias" entre el paraíso (como bien dice Miriam... ¡guau!) de Las Navas y la ciudad, o más o menos ciudad... No es fácil acostumbrarse a los cambios, y yo he estado sin comer bien varios días... la verdad es ue me aburro, no encuentro mi sitio, oímos ruidos raros, vemos gente que entra y sale, perros por la calle que no nos oyen... me recuerda a tiempo pasado, pero difernte. Además, yo prefiero el campo, y no entiendo cómo Dani y Miriam no, aunque digan que sí. ¿Por qué si no íbamos a estar aquí de nuevo?
Poco a poco le vamos encontrando los huecos que molan hueso y haciéndonos a la casa.
Una de las cosas que más me gusta es que donde ahora trabajan es transparente, así que se pongan como se pongan, siempre encuenro un hueco para mirarles y quedarme así muuuucho rato del que estoy despierta. Yo sé que no se sienten muy cómodos con mi mirada continua, pero a veces surte efecto y hago que jueguen conmigo, que me acaricien, me hablen... La verdad es que me encanta :)
La enana de Noa también lo hace, pero no les presiona tanto... más bien se entretiene con lo que ellos van haciendo.
En fin, que aquí andamos, al menos ya establecidos, y siempre junto a nuestros cuidadores que están continuamente pendientes de nosotras.