Los loros son seres muy sociales, les gusta que les hagan caso, que no se escatime en atenciones y estar siempre en compañía. Por esa razón, muchas veces tratan de comunicarse con nosotros "hablando", ¡y vaya si lo consiguen!. Hasta hace unos años, muchos creían que simplemente repetían las palabras que su dueño o entrenador les decía, pero diversos estudios han demostrado que realmente tienen cierta capacidad para entender esas palabras y utilizarlas dependiendo de la situación. Asombroso, ¿verdad?

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¿Por qué hablan?

Las aves en general presentan un órgano de fonación, llamado siringe. Cuando el animal respira, el aire pasa por este órgano, compuesto de cartílago y músculos. Dependiendo de cómo ajusten esa musculatura, el aire que expulsen sonará de una manera u otra, convirtiéndose en trinos o en sonidos más elaborados. Los loros son unas de las aves que más desarrollado tienen ese órgano, llegando a poder producir una infinidad de sonidos y por supuesto, a modelarlo de tal manera que imite lo que está oyendo.

Pero no todos los loros pueden hablar

Muchas veces caemos en el error de que por pertenecer a la familia de los psitácidos ya le otorga la capacidad de hablar, pero no es así. La mayoría de los loros pequeños no son tan habladores como algunos de sus "hermanos mayores". Sin duda el gran conversador por excelencia es el loro gris africano (Psittacus erithacus). Este ave aprende palabras a lo largo de toda su vida, en diferencia con otras subespecies que tienen un tiempo de aprendizaje algo más limitado. Se le concede a este loro el título de más inteligente, aunque realmente el hecho de que tengan esa capacidad más desarrollada viene dado porque son uno de los loros más sociables que existen. Esa necesidad de estar siempre con alguien le hace que haya aprendido a socializar de una manera muy notable. También pueden llegar a aprender palabras las cacatúas y los guacamayos, aunque es una tarea que requerirá más tiempo y paciencia, ya que les suele costar bastante. Elegirlos adecuadamente, a una temprana edad y teniendo en cuenta de que sean los más sociables dentro de los que hayamos visto facilita mucho el que puedan aprender de una manera más efectiva. De todos modos, no debemos darnos por vencidos si nuestro amigo emplumado es un pequeño loro. Muchos periquitos, cotorras y otras pequeñas aves también pueden llegar a hablar, tan solo hay que dedicarles un tiempo constante y muchas atenciones.

¡A tener en cuenta!

Antes de ponernos a enseñarle a hablar, tendremos que tener en cuenta:

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  • El animal debe estar tranquilo, no debemos presionarlo ni obligarlo, ya que ante en estrés reaccionará de una manera más agresiva y no lo verá como algo divertido. 
  • El entorno donde le enseñemos a hablar debe ser tranquilo y sin otros ruidos que puedan distraerlo. Más de un humano se ha llevado una desagradable sorpresa cuando su loro ha aprendido palabras dichas en la televisión, sonidos de vehículos o teléfonos móviles. 
  • Hay que tener una buena relación con la mascota. No podemos querer que empiece a hablar nada más llegar a nuestra casa. Como toda buena relación, "necesita su tiempo".

Trucos y consejos para enseñarle a hablar

  • Hay que ver al loro como un miembro más de la familia. Hablar con él, contarle cosas, darle todos los días los "buenos días". Si repetimos un hábito con una frase, él lo relacionará y acabará repitiéndolo. Por ejemplo, cuando levantes una persiana que este cerca de él por la mañana, aprovecha a darle los buenos días. 
  • La primera palabra que se les suele enseñar es "hola" o su nombre. Este segundo debe ser un nombre corto pero sonoro, e intentar repetírselo varias veces para que se vaya identificando a si mismo 
  • Usar siempre el mismo tono y entonación también es importante. Si al decir "hola" producimos sonidos diferentes cada vez, despistará al animal creyendo que es algo nuevo. 
  • No hay que enseñarle a silbar. Si antes de que aprenda a hablar le enseñamos a producir otros sonidos como silbidos, será mucho más difícil que aprenda palabras. También tendremos que evitar que los escuche y repita de otros pájaros. 
  • Utilizar palabras sueltas, no frases, y repetirlas una y otra vez a la vez que se les asocia a algún acto. Se pueden utilizar pequeños objetos para que él los traiga cuando se le diga esa palabra, como aros o pequeñas pelotas. 

Y sobre todo, ¡paciencia! No podemos pensar que esto va a llegar de la noche a la mañana. Muchos loros no hablan no porque no puedan, sino por tener malos educadores, así que si se quieren resultados, hay que tomarlo en serio y con calma.