La reproducción de nuestros compañeros animales siempre es un tema complicado. Ya anteriormente hemos hablado sobre las conductas de monta de los gatos, sus comportamientos estando en celo y durante la cópula. Con toda probabilidad nos tocará lidiar, tarde o temprano, con problemas derivados de estas conductas sexuales. La solución para estos inconvenientes suele ser la castración, lo cual permitirá a la mascota seguir con una vida totalmente normal, feliz y sana. Salvo que tengamos la suerte de contar con una casa amplia que compartir para compartir con una gran familia gatuna, lo normal es que tras el parto separemos a todas o casi todas las crías de sus madres. Seguramente sea el caso de nuestra gata también: llegó a nuestro hogar siendo una cría, habiendo tenido poco contacto con sus progenitores. Es algo común en la vida de los animales domésticos y lugar, entre otras comportamientos, a la conservación de conductas juveniles en mascotas adultas, como ya vimos.
¿Los padres se comen a sus propias crías?
Seguro que muchos habrán escuchado esto alguna vez sobre los gatos. Es una leyenda urbana falsa, pero que fácilmente podemos intuir cuál es su origen. Lo primero es aclarar que no, que ni el padre ni la madre va a comerse sus propias crías, ni siquiera las matarán. Se puede dar el caso -tanto por parte de los gatos como de las gatas- que alguno lo haga, pero es una conducta aberrante. Es decir, es un comportamiento que se da en gatos que tienen algún problema, que sufre alguna enfermedad que repercute en sus acciones. Para nada es un comportamiento normal. El origen de esta macabra leyenda es un comportamiento que nos puede resultar desalmado, pero que en el mundo animal tiene su razón de ser. Para un animal, toda su vida, todos sus comportamientos e instintos los llevan a procrear. Dejar su herencia genética es crucial para su existencia y a veces eso requiere imponerse ante otros.
La rivalidad entre machos, compitiendo por las hembras disponibles, es evidente y cuenta con multitud de ejemplos. Esa competencia puede llegar hasta el punto de que un macho mate a las crías de otro. ¿Por qué hacen esto? La hembra, como veremos en la próxima entrada de esta serie, dedicará las siguientes semanas tras el parto a cuidar de su progenie. Puede pasar mucho tiempo antes de que vuelva a estar disponible para la monta, demasiado tiempo para un gato macho en celo. Matando a las crías conseguirá que la hembra entre en celo de nuevo en poco tiempo, pudiendo él montarla y consiguiendo así que los gatos sean suyos y no de otro macho. Esta conducta no es exclusiva de las especies felinas salvajes, también puede darse en los gatos de nuestro hogar. Si el gato no ha sido castrado y entra en celo mientras la gata sigue cuidando de sus crías, es probable que intente hacer daño a éstas. Si no queremos castrar al macho, es conveniente que separemos al macho de la madre y sus críaspor unos días, hasta que salga del celo éste. Y siempre, hasta que las crías sean independientes y la madre vuelva a estar disponible, debemos prestar atención a cómo se comporta el macho con los gatitos.
El gato macho, ¿una segunda madre?
El papel del gato macho en la reproducción normalmente acabará tras la monta. En gatos que vivan en la calle, pronto volverán a estar en celo y a buscar a otra gata. No obstante, como sabemos, las condiciones en casa no son las mismas que fuera de ella y las mascotas se comportan a menudo de manera poco usuales.
Para un gato castrado, que haya convivido en casa con otras mascotas, la presencia de nuevos gatos no les resultará ningún problema. Cuando se acostumbre a ellos y la madre ceda un poco en su protección, el macho tomará a las crías como parte de la gran familia que forma con los humanos y las mascotas que allí vivan, aunque no sean ni siquiera sus propias crías. No es raro, por tanto, que juegue con ellos, los lama y cuide, como si fuera una segunda madre.
Eso sí, siempre debemos cuidar de que no surjan problemas con la verdadera madre que, como veremos en otro artículo, su instinto sobreprotector la convertirá en una gata de armas tomar.