Montar a caballo es una de las experiencias más satisfactorias y completas de las que uno puede disfrutar tanto a nivel físico como mental y emocional. Pero un caballo no es una moto a la que nos subimos, metemos la marcha y comenzamos a andar. Es un ser vivo y como tal, se merece que le tratemos con respeto y dignidad. Sólo de esa forma conseguiremos que la monta sea plena y emocionante para ambos.

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Es evidente que nuestra primera monta será sobre un caballo domado y de carácter tranquilo, no es buena idea en absoluto empezar sobre un caballo joven o con problemas de comportamiento. Pero aún así, antes de ni siquiera empezar a pensar en montar, uno debe acercársele como se acercaría a una persona, con el único anhelo de conocerle y comenzar una relación. Es muy importante, por eso, la forma en la nos acercamos a él, cómo comunicamos y establecer una relación de amistad y confianza.

Para ello es muy importante pasar largas sesiones de observación, acicalamiento y aseo. Te sorprenderás de lo que se aprende pasando la tarde en su compañía y observando cómo reacciona ante otros caballos y otras personas. Cuando uno quiere ir sobre un animal que pesa entre unos 400 o 600 kilos, toda información es poca.

Una vez que el caballo confía y disfruta de nuestra compañía, hay que establecer una jerarquía de liderazgo, palabra que nunca hay que confundir con dominancia. Para ello es muy importante el trabajo pie a tierra. Es increíble, la cantidad de personas que acuden a hípicas a montar y no saben cómo trabajar pie a tierra con su caballo. Se trata de hacer ejercicios entretenidos para ambos, aprender y seguir conociéndose el uno al otro al mismo tiempo que se establece una relación de respeto y liderazgo por nuestra parte. Una vez que somos capaces de realizar todos los ejercicios que pretendemos hacer montados, desde el suelo, estamos listos para la primera monta.

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La creencia universal es que se debe poner la silla y montar siempre por el lado izquierdo del caballo, bien, es crucial poder hacerlo desde ambos lados. Los caballos tienen una peculiaridad y es que lo que aprenden por un lado, no lo aprenden también por el otro. Debemos enseñarles todos y cada uno de los ejercicios desde ambas posiciones.

Una vez que tenemos al caballo equipado y preparado, le llevamos a ramal hasta una zona segura, como el picadero y tras realizar algunos ejercicios de calentamiento, nos dispondremos a montar. Una buena idea es montar desde una silla o una zona más alta, para así realizarlo más fácilmente. Además, tu caballo lo agradecerá enormemente, pues es muy molesto para ellos que caiga todo el peso de golpe en su lomo.

Una vez estás arriba, tienes que encontrar la postura correcta, tu seguridad y control se deben en gran medida a tener un buen asiento, así que busca un buen profesor de equitaciónque se asegure de enseñarte la postura antes de nada. A partir de aquí, ya nunca dejarás de aprender.

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Tu monitor te enseñará todas las ayudas que debes dar a tu caballo para realizar los diferentes ejercicios, ir al paso, girar, etcétera, pero una buena ayuda es siempre dirigir tu mirada hacia donde quieres ir. Muchos jinetes tienen la tendencia de mirar hacia abajo, lo que pone la columna rígida y aumenta la sensación de peso al equino. Cuando quieras ir hacia adelante, mira en esa dirección siempre entre las orejas del caballo, él sentirá tu intención inmediatamente. Para girar, simplemente gira tu cuerpo en la dirección que quieras y posa la vista en el punto hacia el que pretendes ir recordando no mirar hacia abajo. Tu cuerpo aplicará las ayudas necesarias para que el caballo reciba las instrucciones correctas sin ni siquiera darte cuenta.

Los caballos son animales tremendamente sensibles a nuestro estado de ánimo y tienen la habilidad de actuar como un espejo, por eso no debemos trabajar con ellos si estamos especialmente enfadados. Podríamos acabar en el suelo o lesionados. Si hemos trabajado correctamente y hemos desarrollado una buena relación con nuestro amigo, montar a caballo se convertirá en tu deporte favorito, te lo aseguro. ¡Disfrútalo!



  Sobre el autor

Susana Salamanca

Comenzó a estudiar psicología y ya desde el principio supo que su camino estaba ligado a los animales. Junto a Eva del Olmo, coach y mediadora, nació el proyecto EQUIESSENS, coaching y mediación asistidos por caballos.

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